Este mes de mayo se cumplen 29 años de que tomé mi primera clase de yoga, nunca he olvidado la fecha. Algunos años antes de esa ocasión había leído un libro de Indra Devi que me había marcado profundamente y me había intrigado tanto que mi ilusión era alguna vez tomar clases de yoga. Así fue como el 3 de mayo de 1994 llegué a mi primera clase de yoga sin imaginar todo lo que eso significaría para mí y lo tanto que cambiaría mi vida.

Desde entonces he vivido una historia de amor con yoga. Como en todas las historias de amor, esta también ha tenido algunos desencuentros. Un par de veces estuve a punto de apartarme de yoga, ciertos estilos de práctica rígidos, sectarios y un tanto “militares”, me generaron algunos desencantos y varias lesiones. Justo cuando tenía un par de lesiones bastante limitantes y en la búsqueda por entender mejor a mi cuerpo y a mí misma, comencé a buscar lo que eventualmente me llevaría a encontrarme con mi maestro Leslie Kaminoff, quien tenía una historia similar a la mía, también se había apartado de yoga algunas veces para después regresar con una visión diferente. Fue con el que entendí que yoga es mucho más que asana, mi alma sabía en el fondo eso, solo necesitaba encontrar alguien que me lo confirmara.

Después de haber conocido yoga terapéutico y algunos otros estilos suaves y restaurativos, llegue al campo de la educación somática que cambiaría para siempre la manera en que enseño y practico yoga. De la mano de mi maestro Mark Taylor fui descubriendo mi cuerpo y contactando con él de una forma profunda, el encuentro conmigo misma fue a veces intenso y confrontante pero siempre con el alivio de saber que regresaba a casa. Muchas luces se han encendido en mi vida desde entonces, regrese a mi cuerpo, a mi mente y a mi corazón, he visto también cómo yoga ha cambiado la vida de muchas otras personas y eso me ha inspirado profundamente a seguir. 

A grandes rasgos así fue la historia que me llevó a crear Prana Soma Yoga, con un enfoque más suave, más profundo, con mucha más consciencia y al mismo tiempo con mucha más libertad. Después de todo de eso se trata yoga, de alcanzar la libertad. Como dice Leslie Kaminoff: “Ya sea que tu meta sea hacer lo correcto en tu tapete de yoga, o alcanzar la libertad, pero si tu meta es alcanzar la libertad tendrás que deshacerte de la loca idea de hacer lo correcto”.Todo lo que he aprendido en estos 29 años me inspiró a crear un programa para compartir con tod@s, ya sea que simplemente tengas la curiosidad de saber más sobre ti mism@ y de andar este camino de transformación, tal vez quieras ser maestra(o) de yoga o ya seas maestra(o) y quieras profundizar en tu conocimiento.

Para mí es un gusto y un honor compartir mis clases con quien se sienta inspirado a hacerlo. Yoga ha sido y sigue siendo mi pasión, tal vez ahora más que nunca. Es por eso que honro tanto ese día de hace 29 años cuando comenzó mi práctica, así como honro a cada uno de mis maestros por su amorosa guía. 

Deseo que tú también te des la oportunidad de explorar nuevas formas de cómo te vives, como te expresas, de corporeizar tu movimiento, de conocer tu cuerpo y de honrar lo que amas y dejar que tu amor profundice cada día.  

Soy consciente que a veces el cambio da miedo porque hay cosas que tienes que soltar y dejar ir, pero te aseguro que lo que soltamos en el camino es aquello que no es parte de tu verdadero ser, aquello que ya no te sirve e incluso te previene de florecer.  

Deseo que esta primavera encuentres tu verdad y tu pasión, que el futuro que sueñas se cristalice y florezca, que te enamores tanto como yo lo hice hace 29 años y que de esa manera podamos junt@s darle un nuevo sentido a nuestro transitar por esta tierra. 

Con amor.
Aceneth