¡Hola! Esta vez quiero contarte una historia… mi propia historia:

Desde muy joven, en mi adolescencia empecé a interesarme en Yoga, practicaba sola en casa con un libro de Indra Devi el cual me emocionaba cada vez que leía sobre todas las maravillas del estilo de vida yóguico. Después, cuando estudié mi carrera profesional, el último año de estudios fue de mucha exigencia. La tesis, mi servicio social, las prácticas profesionales y un montón de cosas más que cubrir. 

El estrés me llevó al límite ese 1994, el año de mi graduación. Padecía insomnio, gastritis, neuralgias, colitis nerviosa y toda una serie de cosas desagradables, con tan solo 22 años de edad.  Esa crisis me llevó a buscar ayuda y empecé a tomar clases de yoga, en un shala y con un maestro por primera vez. 

Varios años después, ya como practicante de yoga, comencé a tener otros problemas de salud típicos de una práctica de yoga sin cuidados y sin conocimientos del cuerpo. Lesioné mis cuerdas vocales y me quedé sin voz por el mal uso de ellas, falta de conocimiento en la práctica de pranayamas y canto de mantras forzado. Me lesioné el túnel carpiano de una mano, tenía dolor de rodilla y de ciática, mi cuello era una roca, mi espalda estaba muy delicada y por lo consiguiente propensa al dolor y a contracturas en la zona lumbar. Una vez más estaba llena de achaques que nadie parecía ayudarme a entender ni a resolver. Un médico quería operarme la mano, otro los senos nasales etc. y para colmo mis maestros no sabían qué me estaba pasando y por lo tanto tampoco sabían cómo ayudarme. 

En la búsqueda por entender mi cuerpo, la vida me llevó al estudio de la anatomía, del yoga terapéutico y finalmente llegué a la educación de movimiento somático casi 20 años después de practicar yoga. Para entonces según yo ya sabía bastante de anatomía y de prácticas terapéuticas, sin embargo, lo que encontré fue maravilloso, en la práctica de anatomía experiencial me encontré a mi misma.  

La anatomía experiencial es el estudio del cuerpo, pero no con la visión tradicional, no es solo verla en imágenes de un atlas de anatomía y aprender sus nombres y que funciones tiene. Es más, como esa frase que dice que ver el mapa no es lo mismo que el andar el territorio. 

A través de la anatomía experiencial descubrí la inmensidad agreste de mi cuerpo, la manera en que me habló mi sistema músculo esquelético fue completamente diferente de lo que yo sabía antes. La forma en que sentí a mis órganos habitando los espacios profundos de mi cuerpo, fue algo completamente desconocido para mí hasta entonces. La efervescencia de la vida en mis células, en los espirales de mi sangre y en la lemniscata de mi corazón.

Aprendí a estar en una mejor relación con la fuerza de gravedad para no lesionarme, a moverme desde la misteriosa red de tejido conectivo que vive en todo mi cuerpo, a encontrar mi centro en mis glándulas y a equilibrar mi sistema nervioso. 

Desde entonces me di cuenta de que la práctica de yoga con un enfoque somático era un regalo de gran valor y profundidad. 

Por eso el día de hoy te invito a que tú camines tu propio territorio a que descubras los misterios de ti mismo y las historias que están en tu cuerpo aguardando ser escuchadas. 

Con una gran pasión, con mis 28 años de práctica de yoga y la experiencia de los años de práctica de movimiento somático, he estructurado esta formación para profesores de yoga, la cual te comparto para que tú puedas vivir tu propia transformación.

Te invito a ver este video de tan solo 12 minutos para que sepas más sobre los temas del programa: